El pasado martes tomaron posesión de sus cargos los ministros del gabinete del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez e, inevitablemente, la mente volaba a un acontecimiento similar que tenía lugar hace 8 años presidido por Mariano Rajoy…
Lo que a partir de aquel momento sucedió es ya historia, que queda escrita por los hechos a los que de manera resumida nos referimos gráficamente en cuanto a los aspectos qu, dentro de nuestro ámbito nos interesa mucho destacar.
En aquellos momentos España estaba inmersa en una de las peores crisis económicas que nuestro país había tenido que afrontar en las últimas décadas anteriores, alcanzando niveles temibles en la mayoría de los parámetros que nos habían abocado a la quiebra técnica en el mes de Mayo de 2011, con unas tasas de paro y deuda sin parangón en Europa y la mayor parte de Occidente. Y en aquellas circunstancias hacíamos un análisis inicial general de emergencia resumiendo las medidas que, en términos macroeconómicos, nos parecían determinantes para poder salir airosos del atolladero: reducción del gasto público, estabilidad financiera y crecimiento del sector exterior que estimábamos fuerza motriz de la recuperación del crecimiento económico y el empleo. (https://pyme-internacional.com/2012/02/03/el-papel-de-la-pyme-internacional-en-la-recuperacion-economica/Ver el artículo del blog del 3/2/2012).
Así, por cuanto a contención del gasto se refiere, cabe concluir que el comportamiento ha venido discurriendo dentro de unos cauces adecuados, aunque dentro de unos márgenes cada vez más estrechos que podrían reflejarse en la siguiente tabla:
Con una nítida caÍda del gasto que tuvo lugar en 2012 y que fue evolucionando paulatinamente en concordancia con los inputs ascendentes a partir de aquellos momentos: una estrategia clara de austeridad controlada en función de la recuperación que lentamente ha venido produciéndose.
En segundo lugar, nos parece muy necesario resaltar el papel determinante de nuestras exportaciones que, como indicábamos en aquellos momentos, ha resultado tabla de salvación de la economía, pasando a contribuir al PIB con un 34,3% en 2018 desde el 24,06% que aportaban en el inicio de la crisis de 2009.
Eran las consecuencias de un largo periodo de largo crecimiento en el que, mes a mes a partir de 2009, la actividad exportadora propiciada inicialmente por la necesidad de encontrar nuevos mercados en los que los efectos de la crisis fueran menos virulentos, se han venido batiendo récords de cifras de ventas de manera casi ininterrumpida.
Una expansión lógica derivada del aumento generalizado del número de empresas incorporándose a la actividad exportadora, con una actitud que ha ido dibujándose en el panorama global: la transnacionalización en sus distintos aspectos, como tendencia, y el incremento constante de nuestros exportadores regulares, siendo las PYMES las que, como anticipábamos entonces, han venido manteniendo el protagonismo de ese crecimiento sostenido incansablemente hasta la actualidad, cuando todos los datos hacen prever un crecimiento de nuestras exportaciones de bienes cercano al 1% sobre las cifras alcanzadas en 2018.
La situación, hoy, es diametralmente opuesta: tras 8 años de recuperación económica constante, todos los indicadores anuncian un fin de ciclo a escala internacional con una desaceleración evidente que, por cuanto se refiere a España, nos tememos que va a resultar más notable habida cuenta de la fortaleza con que hemos venido creciendo este lapso en comparación con nuestro entorno. Y, sin embargo, las medidas a tomar en consideración actuales deberían ser muy parecidas. Especialmente, las relativas a contención del gasto y afianzamiento del crecimiento de nuestro comercio exterior que entonces proponíamos y que, en ambos casos, han ido evolucionando dentro de parámetros positivos hasta 2019, aunque de manera lánguida cada vez más débil…
Nos parece, otra vez, que el Sector Exterior ha de ser el principal garante de sostenimiento económico de España que, tras la dura prueba durante el ciclo que acaba, creemos que ha quedado conformado como un país netamente Exportador. Y en esa tarea habremos de empeñarnos en todos los estamentos si queremos que nuestra Economía se sostenga. Ha sido, es y será para nosotros una obligación moral impulsar, apoyar y fomentar el espíritu y la actividad exportadora. Más aún en esta Era Digital en la que muchas de las barreras que tuvimos en el siglo pasado han desparecido. Y muy particularmente en el segmento de las pequeñas empresas, cantera, en nuestro criterio, del tejido empresarial que en el futuro ha de ir sustentando sólidamente ese Sector Exportador que con su presencia por el mundo constituye la embajada viva más seria, callada, eficaz y contundente de España.
En esta nueva tesitura, deseamos íntimamente que nuestros gobernantes acierten con sus políticas y medidas para facilitar que España – que ya está – siga estando cada vez con mayor y mejor perspectiva fuera de nuestras fronteras.
@plalanda_II
Gráfico de portada de Real Instituto Elcano, 2016.