He aquí un binomio cuya suma aparece estos días como la panacea universal capaz de resolver, con éxito, gran parte de los males que aquejan a nuestra vapuleada economía doméstica, azotada por una profunda crisis que parece no tener solución a corto plazo: no existe, hoy, ningún representante de entidad pública o privada que no se manifieste firme defensor de las Pymes y de su Internacionalización, abogando por su impulso y clamando por la necesidad de activar programas de apoyo y sostenimiento de esa legión de batalladores de primera línea como artífices del resurgimiento económico…..
Y, sin embargo, salvo honrosísimas excepciones, todo queda en palabras, intenciones y acciones sin efectividad ni coordinación que nada resuelven y a nada contribuyen. Existen miles de asociaciones para ayudar de forma global a las Pymes que, paradójicamente, hacen lo mismo, utilizan idénticos fondos, desarrollan idénticos programas y soluciones mediante programas que resultan inútiles en muchos casos porque los supuestos beneficiarios – las pymes – no llegan siquiera a conocerlos. Y lo mismo sucede, obviamente, en el campo específico de la Internacionalización.
Las Pymes – que, por definición, son escasas de recursos – están sufriendo el azote de la crisis en masa, de forma callada pero clamorosa. Y no necesitan que nadie las empuje a la acción fuera del mercado doméstico: son perfectamente conscientes de la conveniencia de encontrar otros horizontes. Pero, en muchos casos – por incapacidad potencial para exportar, o, simplemente, por falta de conocimiento y de recursos – esa posibilidad, desafortunadamente, no existe. Cuantos gurús, prohombres, salvadores y demás especies; cuantos organismos, asociaciones y entidades se promocionan como paladines defensores de la internacionalización de las Pymes, deberían haber demostrado su entusiasmo hace ya años. Porque ahora ya no hay tiempo para las que desaparecieron ni para otras muchas que carecen de capacidad de resistencia para salir al exterior con expectativas de éxito, aún cuando posean ventajas competitivas, talento y ánimos para ello.
¿Qué hacer, entonces?. Pues algo bastante simple: utilizar el sentido común, la concreción y la acción consecuente para tratar de sostener el todavía ingente número de pymes que tienen potencial capacidad para la internacionalización en la medida de las posibilidades de cuantos desarrollamos nuestra actividad profesional, comercial o pública en torno a la Internacionalización: Organismos públicos o entidades de derecho público, entidades de servicios anexos y accesorios, entidades financieras y de avales, empresas de capital riesgo y business angels, consultores y asesores especializados….todos cuantos podemos aportar recursos, conocimiento, experiencia, debemos ser conscientes de que DEBEMOS y PODEMOS proporcionar nuestro pequeño óbolo a esas queridas Pymes para lograr su expansión internacional de forma racional y efectiva. Nos va en ello nuestro futuro como Economía de primera línea.
No cabe, ya, teorizar ni sustentar la idea del apoyo externo para sacar adelante los proyectos. Es preciso que las Pymes asuman la realidad de la cultura del riesgo y la certeza del éxito derivado de la propia capacidad competitiva. No podemos sustentar el logro empresarial en la subvención pública. Todo ello va a ser la filosofía de este blog.
Con ese propósito, desde aquí vamos a hacer cuanto esté en nuestras manos, aportando ideas, conocimientos, experiencias de éxito y fracaso. Y animando a que el debate aflore, porque tenemos la convicción de que la luz nace de la honrada discusión. Ofreciendo la posibilidad de participación y publicación de posts a quienes tienen el conocimiento y la excelencia en sus especialidades. Y pidiendo, siempre, consejos, sugerencias y propuestas que muchos tienen que darnos y hacernos para que este lugar se convierta en algo verdaderamente eficaz para quienes, sin duda, cuentan con el talento, la ilusión, la juventud y la fuerza para conseguir el éxito en nuevos mercados: las Pymes Internacionales.