ESPAÑA ESTÁ…

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El pasado martes tomaron posesión de sus cargos los ministros del gabinete del nuevo Gobierno de Pedro Sánchez e, inevitablemente, la mente volaba a un acontecimiento similar que tenía lugar hace 8 años presidido por Mariano Rajoy…

Lo que a partir de aquel momento sucedió es ya historia, que queda escrita por los hechos a los que de manera resumida nos referimos gráficamente en cuanto a los aspectos qu, dentro de nuestro ámbito nos interesa mucho destacar.

En aquellos momentos España estaba inmersa en una de las peores crisis económicas que nuestro país había tenido que afrontar en las últimas décadas anteriores, alcanzando niveles temibles en la mayoría de los parámetros que nos habían abocado a la quiebra técnica en el mes de Mayo de 2011, con unas tasas de paro y deuda sin parangón en Europa y la mayor parte de Occidente. Y en aquellas circunstancias hacíamos un análisis inicial general de emergencia resumiendo las medidas que, en términos macroeconómicos, nos parecían determinantes para poder salir airosos del atolladero: reducción del gasto público, estabilidad financiera y crecimiento del sector exterior que estimábamos fuerza motriz de la recuperación del crecimiento económico y el empleo. (https://pyme-internacional.com/2012/02/03/el-papel-de-la-pyme-internacional-en-la-recuperacion-economica/Ver el artículo del blog del 3/2/2012).

Así, por cuanto a contención del gasto se refiere, cabe concluir que el comportamiento ha venido discurriendo dentro de unos cauces adecuados, aunque dentro de unos márgenes cada vez más estrechos que podrían reflejarse en la siguiente tabla:

Con una nítida caÍda del gasto que tuvo lugar en 2012 y que fue evolucionando paulatinamente en concordancia con los inputs ascendentes a partir de aquellos momentos: una estrategia clara de austeridad controlada en función de la recuperación que lentamente ha venido produciéndose.

En segundo lugar, nos parece muy necesario resaltar el papel determinante de nuestras exportaciones que, como indicábamos en aquellos momentos, ha resultado tabla de salvación de la economía, pasando a contribuir al PIB con un 34,3% en 2018 desde el 24,06% que aportaban en el inicio de la crisis de 2009.

Eran las consecuencias de un largo periodo de largo crecimiento en el que, mes a mes a partir de 2009, la actividad exportadora propiciada inicialmente por la necesidad de encontrar nuevos mercados en los que los efectos de la crisis fueran menos virulentos, se han venido batiendo récords de cifras de ventas de manera casi ininterrumpida.

Una expansión lógica derivada del aumento generalizado del número de empresas incorporándose a la actividad exportadora, con una actitud que ha ido dibujándose en el panorama global: la transnacionalización en sus distintos aspectos, como tendencia, y el incremento constante de nuestros exportadores regulares, siendo las PYMES las que, como anticipábamos entonces, han venido manteniendo el protagonismo de ese crecimiento sostenido incansablemente hasta la actualidad, cuando todos los datos hacen prever un crecimiento de nuestras exportaciones de bienes cercano al 1% sobre las cifras alcanzadas en 2018.

La situación, hoy, es diametralmente opuesta: tras 8 años de recuperación económica constante, todos los indicadores anuncian un fin de ciclo a escala internacional con una desaceleración evidente que, por cuanto se refiere a España, nos tememos que va a resultar más notable habida cuenta de la fortaleza con que hemos venido creciendo este lapso en comparación con nuestro entorno. Y, sin embargo, las medidas a tomar en consideración actuales deberían ser muy parecidas. Especialmente, las relativas a contención del gasto y afianzamiento del crecimiento de nuestro comercio exterior que entonces proponíamos y que, en ambos casos, han ido evolucionando dentro de parámetros positivos hasta 2019, aunque de manera lánguida cada vez más débil…

Nos parece, otra vez, que el Sector Exterior ha de ser el principal garante de sostenimiento económico de España que, tras la dura prueba durante el ciclo que acaba, creemos que ha quedado conformado como un país netamente Exportador. Y en esa tarea habremos de empeñarnos en todos los estamentos si queremos que nuestra Economía se sostenga. Ha sido, es y será para nosotros una obligación moral impulsar, apoyar y fomentar el espíritu y la actividad exportadora. Más aún en esta Era Digital en la que muchas de las barreras que tuvimos en el siglo pasado han desparecido. Y muy particularmente en el segmento de las pequeñas empresas, cantera, en nuestro criterio, del tejido empresarial que en el futuro ha de ir sustentando sólidamente ese Sector Exportador que con su presencia por el mundo constituye la embajada viva más seria, callada, eficaz y contundente de España.

En esta nueva tesitura, deseamos íntimamente que nuestros gobernantes acierten con sus políticas y medidas para facilitar que España – que ya está – siga estando cada vez con mayor y mejor perspectiva fuera de nuestras fronteras.

@plalanda_II

Gráfico de portada de Real Instituto Elcano, 2016.

El Brexit y la internacionalización de las pymes españolas en el Reino Unido

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Hablar es en estos momentos de lo que el Brexit puede finalmente presuponer a escala global en las distintas economías resulta casi superfluo: se trataría de un ejercicio de análisis exhaustivo que, al tiempo, estaría exento del mínimo de rigor indispensable si  asumimos que  nos encontramos inmersos en una situación inédita que no nos permite establecer comparación alguna.

Sí se han producido, no obstante, hechos y consecuencias incontrovertibles cuya realidad es patente y cuyas consecuencias conviene valorar, aun cuando estén sujetas a adaptación en función de los acontecimientos que van a ir produciéndose con mayor o menor velocidad. Igualmente, teniendo en cuenta que nuestro interés personal se concentra en la  Internacionalización de nuestras Pymes y Microempresas, vamos a tratar de despejar algunas variables que, sin duda, constituyen para cuantas tienen relaciones con el Reino Unido motivo de preocupación en estos momentos en que el huracán del Brexit se encuentra en pleno apogeo…Y, en tal sentido, al margen de continuar en el próximo futuro observando y comentando los movimientos que vayan produciéndose, conviene que todos tengamos  claros algunos aspectos fundamentales.

Vayamos para ello a un rápido análisis de los aspectos que nos parecen fundamentales, partiendo de la asunción de que el mercado único europeo es mucho más que una zona de libre comercio: también incluye el movimiento libre de personas y capitales, además del de bienes. Desde esa perspectiva, entremos en materia:

  1. TIEMPOS

El Artículo 50 del Tratado de Lisboa de 2007, marco institucional vigente que podemos considerar la Carta Magna de la Unión Europea, regula los procedimientos de salida de los miembros, estipulando un período mínimo de 2 años, desde el momento de la petición de cualquiera de ellos para su salida – exit – que aún no ha tenido lugar por parte del Reino Unido como en su caso es preceptivo. Ese plazo es potencialmente extensible por el resto de los miembros en función de las negociaciones que tengan lugar para establecer los acuerdos necesarios que conformen el estatus posterior de relaciones de todo tipo entre ambas partes.

Si consideramos la importancia del Reino Unido dentro de la UE hasta el momento– que les ha venido situando como tercera potencia económica en el ranking europeo –  es de prever que esas negociaciones se aquilaten y alarguen. Mientras tanto, el estatus actual continuará vigente,  con los mismos derechos y obligaciones para cuantos ciudadanos y empresas del resto de Europa están vinculados por alguna razón al Reino Unido: hay tiempo suficiente, por tanto, para llevar a cabo cuantas adaptaciones sean necesarias.

  1. SITUACIÓN LEGAL. ALTERNATIVAS DE FUTURO

La discusión de acuerdos que necesariamente han de alcanzarse dentro de los periodos que marca el Artículo citado será ardua, pero tenemos la convicción de que existe un interés común en conseguir las fórmulas regulatorias adecuadas para que ambas partes queden satisfechas. Y si bien es cierto que nadie puede anticipar su contenido, no lo es menos que se adaptará finalmente a las leyes naturales de la lógica y el sentido común.

Así, después de reflexionar al respecto partiremos de tres premisas que, según la lógica, deberían  enmarcar las discusiones de los negociadores:

  • Que el Brexit implica la separación legal voluntaria de la Unión por parte del Reino Unido convirtiéndolo, per se, en país tercero, a los efectos correspondientes,
  • Que el Reino Unido es una potencia económica de importancia capital mutua para el sostenimiento mutuo y la continuidad de las economías globales de ambas partes, y
  • Que el deterioro económico consecuente para ambas es – ya lo está siendo – muy serio, lo que las obliga a establecer fórmulas que lo minimicen.

Son bastantes las posibilidades de acuerdo que, a priori,  caben dentro de tal panorama.  En la investigación/análisis que venimos realizando al respecto, contrastada con las tesis de expertos de gran prestigio, hemos contemplado siete, pero a los efectos de este breve análisis, entendemos que, una vez que el Reino Unido se encuentre oficialmente fuera de la Unión, su estatus más viable para ambas, sería uno de los siguientes:

  • Que, sin ser miembro, se adhiera al Espacio Económico Europeo, del mismo modo que forman parte Noruega, Islandia y Liechtenstein, con las consideraciones especiales y particulares  correspondientes,
  • Que adopte un modelo de relación con la Unión Europea similar al de Suiza; es decir, basado en acuerdos bilaterales incluyendo, entre ellos, la asunción de las normas comunitarias en materia de mercado interior, o
  • Que negocie un acuerdo de asociación (como Ucrania o Chile) o de libre comercio, (como EEUU o Colombia) excluyendo del mismo la libre circulación de trabajadores.

Es ahora imposible prever cual será el resultado de tales negociaciones que, dadas las circunstancias, es probable que se alarguen más allá de los dos años mínimos que exige el Art. 50 citado. Pero tenemos la convicción de que la fórmula legal se encontrará en un entorno que facilite al máximo las relaciones entre ambas partes.

  1. CIRCULACION DE MERCANCIAS

El mercado único es el gran pilar de la Unión Europea y, en el centro de su filosofía está el libre mercado, sin tasas ni aranceles comerciales. Veamos, en el capítulo de mercancías, las consecuencias del Brexit para nuestro país, comenzando con algunos datos:

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Y, en Abril, (últimos datos recogidos), en porcentaje

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Como podemos observar en las tablas, el Reino Unido se encuentra entre nuestros 5 principales clientes de bienes y nuestros 6 principales proveedores. Su salida de la UE tendrá dos consecuencias inmediatas: la necesidad de los bienes de pasar Aduanas, con la repercusión en lentitud de los envíos y el potencial pago de Aranceles que, en su caso pudieran establecerse. La primera de esas barreras es inevitable, como país tercero fuera de la UE y estará sujeta a los acuerdos bilaterales que – en el área legal – enunciábamos, aunque se traduzca exclusivamente en aumento tedioso de la burocracia y pérdidas de efectividad logística correspondiente. La segunda – aranceles –  en nuestro personal criterio debería ser de escasa importancia: teniendo en cuenta las dependencias mutuas, y a la vista de las posiciones respectivas proveedor/cliente actuales,  a ninguna de las partes interesaría establecer cargas que hicieran aún más penosa la situación. El sentido común nos inclina a pensar que las cargas adicionales arancelarias, en términos generales, podrían ser nulas tras las negociaciones y acuerdos que tengan lugar al respecto….

  1. CIRCULACION DE PERSONAS

Los británicos votaron, en 1977, a favor de integrarse en la Unión, pero cuando se estableció el Acuerdo de Schengen, en 1985, para la creación de un espacio en que desaparecieran las fronteras para el paso de mercancías y personas decidieron mantenerse al margen. Ello no sería óbice para impedir el ejercicio de la libre circulación y residencia de personas nacionales de cualquier país de la Unión en el Reino Unido. La Directiva 2004/38/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 29 de abril  confirma que cualquier ciudadano de la Unión puede circular, residir o trabajar libremente en el Reino Unido y si se produjera una desconexión total del Reino Unido con la Unión Europea, esos derechos quedarían restringidos en ambos lados.

Españoles en el exterior

En este análisis de urgencia, dentro del ámbito empresarial y laboral, la cuestión que ahora nos interesa es simple: ¿Qué repercusiones tendrá el brexit,  para los trabajadores españoles en el Reino Unido en sus derechos laborales y de la Seguridad Social?. Es imposible dar una respuesta ahora porque, como en caso de las mercancías, todo dependerá del estatus legal final que se configure tras las negociaciones.  Y, si nos ceñimos a los tres posibles esquemas citados al principio, a los efectos de situación laboral y seguridad social, cabrían tres posibilidades:

  • Que el Reino Unido, una vez fuera de la Unión, se adhiera al Espacio Económico Europeo, continuando en el ámbito laboral, e tal caso, como ahora. Igualmente, por cuanto se refiere a la Seguridad Social, se seguirían aplicando tal como ahora los Reglamentos Comunitarios 883/04 y 987/09 que coordinan los Sistemas europeos de Seguridad Social.
  • Que se encuadraran en el segundo formato – modelo de Suiza – dando lugar a un esquema idéntico al del apartado anterior, continuando todo igual tras el establecimiento de los acuerdos correspondientes.
  • Que ejercitaran la opción de la salida total, incluyendo acuerdos de asociación o de libre comercio, quedado consecuentemente restringida la libre circulación de trabajadores, exigiéndose los visados y permisos correspondientes para cuantos quisieran trabajar en el Reino Unido, debiendo regirse por las normas al respecto que marca el Derecho Laboral británico. Igualmente, dejarían de ser aplicables los acuerdos comunitarios actuales sobre Seguridad Social.

Es este último caso el que podría dificultar el ejercicio de la actividad laboral de extranjeros siendo entonces conveniente la búsqueda alguna fórmula adicional que permitiera no perder las cotizaciones aportadas por el trabajador en el Reino Unido durante su vida laboral.

Todos los expertos consultados, nos muestran su opinión de que si esa fuera la conclusión, existen grandes probabilidades de que las partes negociarían para tratar de alcanzar acuerdos bilaterales globales o individuales que permitieran el libre ejercicio laboral y las coberturas de Seguridad Social que garantizaran la continuidad de los trabajadores activos.

  1. CIRCULACION DE CAPITALES

El Tratado de Maastrich (1993) prevé la prohibición de todas las restricciones a los movimientos de capitales y los pagos, tanto entre Estados miembros como entre Estados miembros y terceros países.

Hemos contrastado la opinión de distintos expertos en la materia que coinciden en señalar que las consecuencias inmediatas del Brexit al respecto van a  provocar un terremoto  en el corazón financiero de Europa, que se concentra en una “City” con una superficie de 2,6 kilómetros cuadrados de Londres, con menos de 10.000 habitantes pero más de 400.000 puestos de trabajo, en buena parte extranjeros, donde a diario se efectúan transacciones financieras por valor de 1,600 millones de Euros, lo que representa la tercera parte del total de dinero que se mueve en el mundo. Un centro que goza de una autonomía administrativa que gestionan las propias empresas. Un lugar en el que se ubican las filiales de los Bancos más importantes del mundo, como “hub” internacional perfecto para operar en el resto de la UE: el centro financiero legendario en el corazón de Londres….

Y los efectos de la salida de la UE empezaron a sentirse inmediatamente, tras conocerse los resultados del referéndum: la caída en picado de la Bolsa y de la Libra y la toma de posiciones de los Bancos están resultando fulminantes, con una profundidad y extensión que no es posible ahora determinar, pero que los análisis efectuados al respecto evalúan en torno a pérdidas para el Reino Unido del orden de €130.000 Millones (PwC y otros).  Una situación que hace presumir un serio deterioro que, de acuerdo con la casi totalidad de los criterios de expertos contrastados, conduce a concluir la probabilidad de que el Centro Financiero Europeo se traslade a otros puntos de la UE: Frankfurt, Amsterdam o París están en las quinielas de los expertos, dependiendo del resultado los acuerdos que hayan de negociarse.

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Es un hecho que el Brexit dará lugar a pérdida de los “derechos de pasaporte”- basta la domiciliación y autorización de un país miembro de la UE a un banco para que este pueda operar en todo el territorio de la Unión Europea – que resultan clave para la banca mundial asentada en la City al aprovechar la libertad de operar sus servicios en el espacio de los 28 miembros actuales de la Unión. Algo que con Brexit desparece y contribuye, obviamente, a plantearse el traslado a lugares más convenientes para ellos, dentro de la UE.

Todo ello, espectacular, no debe, sin embargo asustarnos. Hay otros aspectos que, desde el lado de la internacionalización de nuestras empresas, nos interesarían más: el mercado del Euro y los Seguros. La City es el centro neurálgico europeo del Forex – (Foreing Exchange, el mercado de divisas) – que gestiona y canaliza compensaciones y pagos en Euros con todo el mundo marcando permanentemente los cambios de divisas vigentes entre todas ellas, beneficiándose del acceso al mercado único. Y aunque esas transacciones sean fundamentalmente de carácter financiero, hay un porcentaje de ellas que se aplica en operaciones de comercio internacional, cuyo cometido fuera la causa real de su origen.

Con todo ello, por cuanto los propósitos de este artículo se refiere, la repercusión del brexit en la circulación de capitales para nuestras empresas con intereses en el Reino Unido no afectaría a la libertad de circulación actual. Sus consecuencias se concentrarían, fundamentalmente, en tres aspectos relativos al FOREX:

  • Probable devaluación de la Libra con respecto al Euro
  • Probable devaluación del Euro con respecto al US Dólar
  • Volatilidad de ambas divisas , Libra y Euro durante un periodo de momento indefinido

Lo que aconsejaría a nuestras empresas afectadas la adopción de mecanismos de cobertura de los riesgos correspondientes y  a la utilización de herramientas adecuadas: seguros de cambio y Fintech, entre otras. Pero tales medidas no son excepcionales: deberían constituir una práctica habitual de sus operaciones internacionales.

CONCLUSIONES

Estas consideraciones de urgencia solamente constituyen una llamada de atención y un rápido análisis práctico de los puntos básicos que suscita la salida del Reino Unido de la UE para las “avanzadillas” de empresas y personas que se encuentran actualmente activas en aquel país.

Independientemente de los acontecimientos que puedan sobrevenir en el próximo futuro, que nos obligan a una vigilancia permanente, y a la vista de cuanto antecede, quisiéramos enviar un mensaje de tranquilidad a cuantas pymes y microempresas – protagonistas todos ellos de nuestros análisis – se encuentran vinculadas al Reino Unido de un modo u otro en sus procesos de internacionalización.  Mensaje, asimismo, extensible a los emprendedores y trabajadores que están ejerciendo sus actividades y profesiones allí..

Todos ellos cuentan con tiempo suficiente para adaptarse a las circunstancias en la medida en que se vayan formalizando los acuerdos bilaterales correspondientes, considerando que la naturaleza de las relaciones y dependencias mutuas obligan, en buena lógica, al entendimiento de ambas partes.

En todo caso, desde nuestro punto de vista personal, y dentro del campo de la Internacionalización, todo apunta a que los efectos serán fundamentalmente de carácter técnico, aunque, sin duda, haya que asimilar y evaluar los costes y desventajas – y, en algunos casos, incluso potenciales ventajas – que cada empresa y proyecto habrá de afrontar en función de sus características particulares.

Destierro de temores, visión abierta y adaptación consecuente son, en nuestra opinión, las tres actitudes que están obligados a tomar nuestros magníficos pequeños empresarios internacionales como consecuencia del Brexit…Pero esas tres actitudes deberían ser para ellos normales en su esfuerzo habitual de expansión internacional.

Continuaremos emitiendo nuestro punto de vista a  medida que vayan sucediéndose los acontecimientos.

@plalanda_II

Las Administraciones Públicas y la Internacionalización de Pymes

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Algunas de las actuaciones y manifestaciones de distintos miembros y estamentos de la nueva Administración Central  que están teniendo lugar en los últimos días en el terreno de la Internacionalización empresarial, están provocando interesantes debates y reacciones que denotan el  alto grado de interés de las Pymes en las políticas que vayan a implementar los nuevos administradores y en las repercusiones correspondientes sobre sus actividades en los mercados exteriores.   Los debates se centran en el papel específico que van a desempeñar unas y otras Administraciones en la gestión de impulso y apoyo del Comercio Exterior, actualmente desarrollada por una pléyade de entidades públicas y privadas con una actuación que ha venido representando el paradigma de la ineficacia, como consecuencia de la absoluta discordancia: venimos contemplando con preocupación  cómo cada uno rema en el sentido que cree adecuado, de modo que el barco permanece estancado….Y, en nuestra humilde opinión, es preciso que los navegantes se pongan de acuerdo para remar armónicamente si queremos que la nave inicie la travesía antes de hundirse definitivamente.

Los balbuceos del Gobierno Central  parecen bastante coherentes con lo que proclamaba su partido en el programa electoral: se trataría de aunar esfuerzos y eliminar solapamientos, adelgazando, consecuentemente, el gasto y aplicándolo a utilizaciones más productivas. Racionalidad y eficacia. Y esas primeras manifestaciones y actuaciones que vamos observando en el ámbito del sector exterior  – Sr. García-Margallo sobre Oficinas Exteriores gubernamentales y autonómicas;  fusión de Invest in Spain en el ICEX, y alguna otra – apuntan en ese sentido: los distintos debates  que vienen produciéndose confirman la buena recepción de esos primeros pasos. Igualmente sucede con los nombramientos de primera y segunda línea que van materializándose.  Y, personalmente,  uno quiere tener la convicción de que todo va a ir desarrollándose en ese sentido, aunque se trate de una tarea, sin duda, complicada.

Tendremos tiempo de entrar en profundidad a medida que se produzcan los acontecimientos, aunque hay actitudes que nos producen cierta confusión, como la propia intervención del Ministro de Asuntos Exteriores en los terrenos de Internacionalización de carácter económico-empresarial,  cuya decidida  actuación nos parece excelente, pero desconcertante sin la participación del Ministerio de Economía  o su  Secretaría de Estado de Comercio, o el ICEX quienes, mientras no se ordene en contrario, serían los responsables de esos capítulos.

Y no puedo dejar de mencionar otros aspectos que – sin formar parte de las definiciones de la estructura política de los Ministerios y su funcionalidad, y más allá de la confusión – constituyen motivo de preocupación en estos momentos para muchas Pymes y cuantos apoyamos y promovemos su Internacionalización. Me refiero hoy, en concreto, al Programa PIPE, sin lugar a dudas el de mayor éxito de todos los emprendidos por el ICEX a lo largo de su historia, que ahora se encuentra languideciendo de forma lamentable como consecuencia evidente de la enorme discordancia entre las Administraciones que antes mencionaba:  ha quedado paralizado en algunas Autonomías desde el 31 de Diciembre de 2010 y en otras muchas está funcionando sensiblemente disminuido en su efectividad y algunas facetas – inicio de admisiones en los últimos cuatro meses de 2011, escasez evidente en el número de empresas admitidas, práctica suspensión del programa de seguimiento, entre otras – que, desafortunadamente, están dejando exangüe al Programa, mientras contemplamos otras acciones dentro de la Institución que se van promocionando sin traba con inversiones y apoyos desproporcionados en nuestra humilde opinión: quisiera romper una lanza por el relanzamiento  del PIPE porque he vivido su efectividad y pienso que es sobre ese tipo de Programas donde debería aplicarse la urgencia y la racionalidad, tanto en su revitalización como en su renovación, sin pausa, para el logro de una mayor eficacia para las Pymes.

Mantengamos la esperanza. Hemos de confiar en la gran capacidad demostrada por los Ministros correspondientes en sus ámbitos de actuación anterior. Igualmente demos un voto de confianza al Secretario e Estado, Jaime García-Legaz, magnífico gestor en sus previas actividades  y a la nueva Consejera Delegada del ICEX, Mª del Coriseo González-Izquierdo, gran conocedora de la Institución. Y, sin duda, en los numerosos excelentes profesionales funcionarios y contratados en Administraciones y Cámaras. Hace menos de un mes que el equipo de Gobierno se ha puesto a trabajar: esperemos y observemos.

La Internacionalización y las Ventajas Competitivas

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Situados ya en la segunda decena del siglo XXI, sumergidos de lleno en la globalización, nos mostramos decididos defensores de la Internacionalización de las Pymes que tienen que encarar una situación real impensable hace relativamente pocos años. Se trata, probablemente, de una cuestión de supervivencia para muchas de ellas y por ello,  considerando que conforman una aplastante mayoría en el conjunto del tejido económico de cada país – el 99,9% en el caso de España, si incluimos microempresas – vamos a ir desgranando en este Blog distintas consideraciones y análisis que permitan aclarar el camino para su eficaz desenvolvimiento en otros mercados.  Creemos que el esfuerzo en esa línea, como impulso de la Internacionalización,  es de imperativo cumplimiento por parte de todos los actores y gestores económicos públicos y privados. Pero hemos de asumir que la consecución del éxito arranca de las capacidades reales de las propias Pymes, sin las cuales, cualquier esfuerzo resultaría inúti: y no todas están en condiciones de emprender la aventura. Veamos.

La exportación, como primer paso natural en la carrera de la Internacionalización de cualquier actividad, constituye una acción de ventas similar a las que llevamos a cabo habitualmente en el mercado doméstico, pero con las dificultades obvias añadidas que se derivan del traspaso de la acción correspondiente fuera de nuestras fronteras y las complicaciones que acarrea tan aparentemente simple circunstancia. Y el sentido común nos hace comprender que la clave del éxito radica en el control de tales dificultades, que sólo será posible mediante la preparación, la planificación y el desarrollo adecuados.  En tal empeño vamos a dirigir nuestros pasos en este Blog.

Sin embargo, antes de comenzar el camino, no tenemos más remedio que concentrarnos en una simple, pero determinante, premisa: la relativa a las Ventajas Competitivas de nuestros productos o servicios.  Tan rotunda e indispensable que sin su existencia es inútil iniciar cualquier emprendimiento, hasta el punto que su ausencia desaconsejaría cualquier actividad –incluso doméstica – o la reconsideración de la misma si es que la empresa ya está presente en el mercado. Hemos visto gran cantidad de fracasos y frustaciones en la Internacionalización que tienen su explicación en algo tan simple como la falta de constatación previa de esas Ventajas, lo que, por otra parte, no encierra demasiadas dificultades, como veremos a continuación.

No se trata de aplicar técnicas específicas y complejas que nos permitan la evaluación de la actividad y su posicionamiento competitivo. A priori, la experiencia nos demuestra que, concentrándonos solamente en la actividad que consideremos más ventajosa – en el caso de ejercer varias – y llevando a cabo un ejercicio  de reflexión sensato y lleno de humildad, será suficiente para empezar a situarnos con simples respuestas. Se trataría de plantearnos cuestiones tales como las siguientes:

¿Contamos con una tecnología diferente? – ¿Son únicos o distintos nuestros productos o servicios? –  ¿Están protegidos mediante patentes? – ¿Tenemos una marca de éxito reconocido? – ¿Goza de prestigio nuestra actividad? – ¿Contamos con una imagen empresarial especial? – ¿Son bajos nuestros costos de producción o servicio? – ¿Es superior nuestra calidad? – ¿Contamos con un equipo humano sobresaliente sobre los de la competencia? – ¿Está por encima de la de nuestros competidores nuestra flexibilidad productiva? – ¿Podemos acceder ventajosamente a la información de los mercados?, y otras similares que nos hagan concluir la diferencia con nuestros competidores.

Eso es todo, en síntesis. Y, si es preciso, habría que añadir análisis de mayor profundidad. Pero normalmente, tras la reflexión, vamos a extraer las debidas conclusiones que nos permitirán comenzar con buen pie e ideas claras el arduo camino que hemos de emprender, a partir de ese momento, hasta lograr la apertura de nuevos mercados si, como es de esperar, hemos conseguido detectar ventajas significativas en alguna de nuestras actividades. Y si no es así, solamente caben dos posibilidades: intentar idear alguna modificación  de nuestra actividad que la haga competitiva en algún aspecto – innovando – o  desistir  razonablemente de considerar la salida a otros mercados. (La experiencia demuestra que la primera de las alternativas es casi siempre realizable y que la imposibilidad de detectar alguna ventaja competitiva es harto improbable si, como se presupone, nuestro producto o servicio se ha estado vendiendo en el mercado doméstico).

A partir de ahí caben análisis más finos  de atracción y posicionamiento. Pero solamente a partir del momento en que tengamos conciencia de nuestras ventajas, estaremos en condiciones de iniciar la aventura exterior con expectativas de éxito. Esperemos que así sea y vayamos descubriendo, gradualmente, como salvar los obstáculos del camino.